lunes, enero 01, 2007

Ripio

Ripio para llegar a Guachipelín. Muy lindo el casco, pero el salame que suscribe se olvidó la memoria de la cámara, así que nos limitamos a la descripción textual.
Hay establos, unos gansos gritones, una pileta muy mona y vista a los volcanes, muy cubiertos de césped ellos. El primer día incluye caminatita a cascada cercana. La cascada es chica, pero el masaje es grande. Para que la corriente no me lleve, me agarro de una rama que anda por ahí colgando y, cual Chita hedonista, me entrego a intermitentes golpecitos acuáticos. La madre también incursiona en el pozuelo, incluyendo una breve sumergida y nado contracorriente. Vemos la puesta del sol sobre el Pacífico desde un pacífico mirador y finalmente nos entregamos a una sencilla pero no por ello menos brutal cena buffet, con doble ración de flan y arroz con leche para su servidor. Cuesta conciliar el sueño con tanto trabajo estomacal pendiente. Decido pensar en cosas lindas. Decido invocar la imagen del flan y arroz con leche y por fin caigo en los brazos de Morfeo, quien, visiblemente tentado, me pide que le convide una cucharadita.

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