martes, septiembre 30, 2008

viernes, septiembre 26, 2008

lunes, septiembre 22, 2008

Araca victoria

Cipayos eran los de antes: me compré la Rough Guide de Buenos Aires nomás.



viernes, septiembre 19, 2008

Vegetarianismo con democracia las pelotas

Hoy empezó el retiro de yoga en el que me anoté con Pao. Om por acá, om por allá, dejamos las zapatillas y como media hora más tarde de lo acordado encaramos para una salita del primer piso. Linda la salita porque estaba oscura y tenía solamente una vela encendida en el medio. Un poco chocante la cantidad y variedad de cuadritos y estatuas de deidades varias. Pero bue, la actividad se llamaba meditación y yo meditación no había hecho nunca y además me dolía la cabeza.


Empezamos nomás. Un poco de concentración guiada (piense en un punto, relaje, respire) y nos quedamos 20 minutos sentados. Muy difícil (uno se aburre, se duermen los pies, duele la espalda), pero interesante. Además se me pasó el dolor de cabeza (tomar en cuenta que en todo el día había tomado 5 pastillas de lo más variopintas). Bien. Terminó la sentada. Listo, pensé, a casa. No, no y no. Empezó un rezo. En sánscrito. Buo, ta bien. Y nos muestran en el librito de rezos por dónde andamos cantando. Buo, ta bien, divertido. Y el ñato saca una pianola y empieza a acompañar. Y el rezo sigue un rato. Y viene con explicaciones el libro sobre lo santificado de su nombre y cómo es el camino a la salvación de cuerpo y alma. Y la cosa empieza a no gustarme mucho. Seguimos cantando. Empiezan las palmas. La cosa toma un color más evangélico. Termina el canto. Bien, a casa, ya está, listo. Sigue. Otro canto. Ya parece un servicio de Kipur. Sólo que estos dioses y yo no tenemos la más mínima relación. Además prometí nunca adorar imágenes. Y esto se está pasando de la raya. Hasta que la pasó nomás. Rezo en español, ni siquiera edulcorado por el canto: "Señor, dios todopoderoso, ayúdame, bla bla bla". Esto no lo repito ni mamado. Están del tomate. Ahora el chango de la pianola enciende una lamparita de aceite. La mueve adelante de las imágenes. Quiero irme. No quiero formar parte de esto. Ahora nos trae la lámpara y hay que hacer como que tocamos el fuego. Y otro canto. Este por lo menos no viene traducido. Ahora la charlita amena. De dónde vienen ustedes. Hacen yoga. Son vegetarianos. ¿En serio no? No, salame, como vaca. Te ruego que no te metas en mi vida. Y al final lo peor: todos se inclinan ante las imágenes y repiten unas palabras. Olvídenlo. No me inclino ante ninguna deidad. Y menos sin saberlo de antemano. Todos se inclinan. Esto es demasiado fuerte. Me quedo como por inercia a la cena. Un zapato medio capitoste acapara la cena y no deja de hablar de lo linda que es la vida linda cuando uno hace yoga. Me quiero ir a la mierda. Y me voy. No sé si vuelvo mañana.

miércoles, septiembre 17, 2008

A por ellos

Me anoté para dar el GMAT nomás. 29 de septiembre, 13:45hs.

martes, septiembre 16, 2008

viernes, septiembre 12, 2008

miércoles, septiembre 10, 2008

Querido Coco:

Te odio. Y mi odio es furibundo. Te odio por ir a la cama solar y plancharte el pelo. Por hacer cuernitos y agarrarte las manos cuando te empatan en el último minuto, como si todo en la vida fuera cosa del destino o de Mandinga. Te odio por ser el representante más carnal de la nefasta noción de que en este país tirás un bife al fuego y tenés una cena de lujo (o su equivalente sojero). Te odio por el Panadero Díaz. Te odio por ser funcional a Grondona y su inexplicable inmortalidad. Por tu mal gusto y peor retórica. Por tu demagogia. Por tus bufandas blancas. Y sobre todas las cosas te odio porque soy rencoroso y todavía no te perdono el no haber tenido la grandeza de renunciar después de la debacle colombiana. Coco Basile, aunque no me escuches: te detesto.