viernes, noviembre 22, 2019

La quema

Cuando duele, duele, eso es innegable. Aunque a veces duele y se va. A veces quema, a veces hierve. A veces salta, como que se escapa. Y a veces, solo a veces, me olvido y vuela, se eleva, se esfuma y se va. Se va.

Se fue, hoy simplemente se fue. O tal vez volvió.

La traba

Hora de escribir, de estar, de también hacer. Mucho leer rebalsa, me rebalsa. Con o sin épica, con o sin ritmo, con o sin magia, escribir, plasmar, hacer. Escribir para compartir, escribir para arrimar, escribir para bailar.
Destrabo destrabando, tecleando. Para mí, para nadie, para quien quiera leer. Escribo por fin y me libera. Escribo sin drama, sin desgarro. Escribo desde el llano, sin sequedad ni valles ni sombras.
Hay escritura sin épica. Hay épica sin dolor. No pinto, no bailo, no vuelo, escribo. Como salga, casi a flote, como hojarasca. Burbujeando, sucia, como repleta de pelusa. Para mi, para nadie, para quien quiera leer. Escribo. Sonrío.