lunes, octubre 29, 2007

Hoja en blanco perenne

La sequedad creativa es así de convexa y lacerante. Encima internet en casa anda como el culo.

domingo, octubre 14, 2007

Aire

No entiendo. Y por alguna imbécil y occidental razón necesito entender.
Entre la ronca y triste voz. Entre la suave y aniñada voz. Entre esas voces.
Y el sueño independiente del saco opaco, la espalda que abarca y el sesgo ibérico.
Pero también la feroz esclavitud de la involución instantánea.
Hoy no hay poesía porque no. Hay solamente aire denso y no se puede parar de respirar.

Basta

Arriba. Arribo. Ya. Genial.
Único. Universal. Luminoso.
Ganador. Enérgico. Bondadoso.
Paciente. Optimista. Vivaz.
Superador. Superado. Superior.
Moderno. Clásico. Novedoso.
Cariñoso. Seductor. Irresistible.
Veloz. Pausado. Natural.
Audaz. Sabio. Flexible.
Aquí. Allá. Antes, durante y después.

Basta

jueves, octubre 11, 2007

Un largo monologo a casa

Cada vez que viajo a Buenos Aires me pasa lo mismo. Me pasa. O sea, me hago pasar por el mismo camino. Un camino que empieza en la garganta, como pasando las amígdalas. Debe terminar o hacer cumbre en la mitad de la panza. Un caminito angosto y sinuoso donde no se supone que lo sea. Mi primer reacción es preguntarme por qué. Por qué me angustia mi ciudad. Causa o reflejo o lo que sea. Ni idea si a ese camino lo puedo llamar depresión. Digo que poco me importa, pero sé que me importa.
Siempre tuve mucho miedo. Mucho. A muchas cosas. Siempre fui dependiente. Mi propia vida puede desmentir con creces ambas afirmaciones. Y sin embargo lo son y las afirmo. O será que acá pienso demasiado. O será que me empeño en mirar a los ojos a la gente cuando camino por la calle y me enfurece, aturde y entristece que ni uno me devuelva la mirada. O tal vez sea que eso que me hace tan único afuera me haga cualunque en el barrio (y a mí que me encanta ser distinto...). O en una de esas presiento el desafío de dejar de una vez (¿Por todas? ¿Seré capaz?) esa pastillita de la felicidad que, quiero creer, me ayudó a ayudarme cuando me levantaba, si me levantaba, para llorar por lo que todavía no se había siquiera pergeniado. O será que extraño la espiral pseudo-psicoanalítica en la que entro cuando miro y me miran familia y amigos con un dejo de tristeza y otro de satisfacción. O será que no me gusta algo de mi vida porteña y, en vez de animarme a cambiarlo, me voy y lo idealizo de lejos. Y lo que sea que me produce esta ciudad gris, alocada y hermosa, me da siempre ganas de salir espantado y volver corriendo con los ojos empapados y pidiendo perdón. Como una madre. Como lo que es. Como Buenos Aires.

jueves, octubre 04, 2007

Buenos Aires sí

Mañana salgo para Buenos Aires. Una semanita en la ciudad con habitantes que se hacen llamar porteños, pero que viven de espaldas al mar. Creo que quejarse es adictivo :o)

miércoles, octubre 03, 2007

Razón infundada #1 para comprarme el iPhone


Queridísisisimo Adro de mi corazón: no me olvidé de tu cumple en represalia a tu vil intento de asesinato, no, no, no. Simplemente necesitaba al iPhone para que me haga acordar.

martes, octubre 02, 2007

Los ticos y el ticomundo


No es que esté de mal humor. Muy por el contrario, fluye por mi ánimo sangre de optimismo y frescura: acabo de recibir un genial masaje que quitó contracturas y preocupaciones. Pero esto merece una reflexión:

Alan (para un taxi): Disculpe, ¿Tiene cambio de 10 mil?
Taxista (apenado): No, no tengo...¿A dónde va?
Alan (revisando su billetera y viendo que tiene uno de 5 mil): A los Yoses... ¿Y de 5 mil?
Taxista (entusiasmado repentinamente): Sí, de 5 mil tengo! Suba!
Alan (se sube e indica): Del Spoon de Los Yoses 100 metros...
Taxista (pasa un semáforo y, a modo de reflexión, interrumpe como caído de una nube): ¿Y no tiene menos que 5 mil?
Alan (controlando su ira): No, no tengo menos de 5 mil
Taxista (como volviendo de un sueño): Es que no tengo cambio de 5 mil
Alan (tratando de encontrarle una explicación a lo que está sucediendo): Entonces me bajo
El taxi para y me bajo.

Lo que venía pensando es que los niños son así, en cierto sentido. Viven en su mundo de felicidad y fantasía mientras les de el cuero. Hasta que llega la realidad y les arruina la fiesta. Lo que no sé es si Freud acá se daría un panzazo o directamente se pegaría un tiro.

lunes, octubre 01, 2007

Hermoso, profundo y azul

Este fin de semana volví a bucear. Me había olvidado lo bien que se siente. Fuimos a Playa del Coco con mi amiga Antje, que, como se ve en la foto, es mucho menos poética que yo para poner cara de arrecife de coral. El primer buceo fue como flotar por un zoológico: caballitos de mar, tiburones de punta blanca, tiburones guitarra, camarones payaso, morenas enfrascadas en batallas primitivas y hasta un calamar que nos llenó de tinta el boliche. Y el segundo día, rumbo a las Islas Catalinas, con hora de viaje y devolución de desayuno al mar incluidos. Pero la puta que valía la pena bajar unos metros: poca visibilidad bajo el agua y de repente, como un espectro gigante y alado, aparece ella, la majestuosa manta raya, volando lenta y plácidamente con sus dos metros de ancho y ese cuerpo en forma de enigma. Y bajamos a treinta metros, y vimos banditas de tiburones apáticos y un cardumen de rayas y hasta un gusanito diminuto y acuático. Y ahora, a vivir arriba del agua.