domingo, junio 24, 2007

A fornicar...

El viernes me compré leche de cabra en el súper. Suelo creerme lo que dicen las etiquetas y esta prometía "mejor sabor y menos trabajo para su estómago". Lo que no vi fue la fecha de vencimiento: ese mismo viernes. Hoy fui a cambiarla y mientras caminaba no pude parar de pensar en la victoria de Macri. Y de como la derecha, de Roca en adelante, encuentra forros para poder violar al país. Ya usaron y tiraron a los milicos y su promesa de orden en los '70. Ya usaron y tiraron al peronismo de los gordos cegetistas y patillas depiladas en los '90. Y ahora se dieron cuenta que nada más efectivo que contratar buenos publicistas y mostrarse tal cual son. Porque al fin y al cabo algo nos lleva a mirar Rebelde Way y comprar la Gente. A mirar y admirar a los ricos y famosos. A creerle al doble apellido de Recoleta. A pensar que si tiene ojos celestes debe ser un buen tipo. A hacernos los pelotudos y soñar que pasado mañana Caballito y Flores van a ser el Hindú Club. Eso es vida y no tanto negro ensuciando la calle con su falta de glamour. ¡Nouveaux riches y nouveaux pauvres de la Reina del Plata, uníos y quejaos de boludeces! Piquete y cacerola, qué al pedo tanta batahola.

Volver al futuro

Este fin de semana decidí quedarme en San José, infiel a mi rutina de hormigas en culo que se inicia cada viernes a la tarde con un bus hacia parajes más verdes y acuáticos.
Era hora de reflexionar, rumiar y digerir esa indecente idea de quedarme por estos lares durante el resto del año. Y como para relajarme, pensar en cosas lindas y prepararme para leer los infames titulares de La Nación del domingo a la noche, decidí ver Memoria del Saqueo, de Pino Solanas. Apasionante ver a la Patria Contratista deleitarse entre lentejuelas, olas verdes y consensos boreales.
Desde mi criticable posición antiargentina de nuevo rico progre, conmovido porque, como cuenta esta nota refiriéndose al PROceso, "Mauricio reconoce que, en esa época, era totalmente apolítico", no puedo más que atragantarme al imaginarme la ronda de faina con champán con la que espero encontrarme en Diciembre. Eficiencia, dificultad para pronunciar la ygriega, monodiscurso tecnócrata y a renovar la imagen, que el glamour puede morir, pero siempre renacerá. Como el Ave Félix, viste.

viernes, junio 22, 2007

zzzz

Esta semana fue bastante narcoléptica. Duermo pero me levanto cansado. Y un cachito mareado. Pesa la cabeza, harto bostezo, ojos carmesí. Ni que hablar de la migraña que acosa. Más somático no podría ser. Pero ese análisis mejor que venga en otro post, que estoy con sueño.

Tiempo de fotos


Tal vez escriba menos que antaño, pero por ventura que estoy sacando más fotos. El otro día fui con unas cuantas gentes a un campito cerca de Siquirres, como pa'l lado del Caribe. Pasen y vean, que de bichos está hecho el mundo.

sábado, junio 16, 2007

Un dos

Los tiempos cambian y el futuro no siempre es esa rueda de la historia que se embarra y vuelve con descaro. Antes me entristecía y andá a sacarme la tristeza. Otra que la muela de juicio. Y no por haberlo perdido fue que fui y volví a Casa Yoses. De visita nomás, habrase visto audacia. A cenar con Carlo, mi amigo que no se llama Carlos. Sanguche reluciente en Quiznos, muelas tapadas a puro alcanfor y encaramos para el lado del videoclub. Esa no la tienen, aquella menos, las de Steve Martin no, estoy bien así. Sophie Scholl, propone Carlo. No, que es triste. O no me entiende, o no le importa o, como pasa en la vida y después también, un poco de los dos. Y alquilamos la de Sophie. Delicado y prolijo el pueblo alemán a la hora de cometer atrocidades.
Reparte panfletos contra el Führer, la Gestapo se enoja y la condenan a muerte. Y aunque ya me sabía la historia de antemano, mi esófago implotó cuando apareció la guillotina. Guillotina. Pantalla negra y se escucha un rebote. Se me hunde el pecho. Y cuando salgo lo veo a Fidelito, que ya está grande y fornido. Como para fumarse unos habanos. Y me acordé de lo que me dijo Carlo sobre lo solo y aburrido que está todo el día mi amado cancito. Sobre cuánto seguro que me extraña. Y sobre cuán poco juega la gente ahora con él. Y jugué y le sonreí y le hablé en mi español natal y lo miré con comprensión y amor. Y de pasó dale que te dale a hundir el pecho. Y me tomé un taxi de vuelta, como compungido y algo leal. Y como para distraerme avisé a mi atención que se deje llamar. A la derecha vi una foto de un deportista. Decatlon. Ah, mirá, instalaron uno en el barrio. Qué conveniente. Pero eso era otro lugar. Ah, no lo tiraron abajo, sino que conservaron todo el edificio. Solamente cambiaron la fachada. Y ahora que lo pienso, eso era una funeraria. Qué poco poquito que vale esta vida.

jueves, junio 14, 2007

Pastos y nieblas

El otro fin de semana fuimos a Monteverde. Otra vez el bosque nuboso. Otra vez verdes por doquier. Otra vez mucha lluvia y trinos espeluznantes. Ya me toca repetir lugares y poco puedo hacer al respecto. Pero como dijo aquel maestro de teatro, es tan fútil pedirle a una rosa marchita que renazca, como lo es intentar repetir una interpretación emocionante. Lo mejorcito que se puede intentar es volver a plantar una semilla. Así que con esa mueca casi alegre en el alma fui a Monteverde. Fuimos. Unos cuantos. Antje, Maria, Sara, Sebastian y yo. A puro teutón estuvo la cosa. Y volví, porque siempre se vuelve, a sacar fotos de esas que me gustan. Lo que no termino de entender es si me gusta sacar o ver esas fotos. Pero si de verlas se trata, pueden saltar a esta página y juzgar por ustedes mismos. Porque como buen gorila en recuperación debo afirmar, con perenne temor a equivocarme, que mi único heredero es el pueblo.

Actualización: Agregué el link a las fotos de Monteverde...

domingo, junio 03, 2007

Tan cercano y abismal

Carlos y Federico, ambos medio jefes medio dueños, me llevaron a Puerto Viejo para un fin de semana de buceo. Asignación no remunerativa que le dicen. Profundo el primero, animal el segundo: langostas por decenas, cangrejos pinzones, un tiburón caribeño y no sé cuántos pececitos. Pero ay del tercer buceo. Apenas caído el sol, ni tiempo había tenido la luna de salir a saludar. Cielo negro, con cubrecamas blanco estrellado. Agua como en un estanque, apenas fresquita. Caminamos por la playa minuto y medio enfrascados en nuestros frascos de aire y chapoteamos linterna en mano rumbo al horizonte relampagueante. Poesía, poesía eres tu. Nadamos boca arriba y corazón rampante durante el rato que toma emocionarse con tanto idilio. Y al llegar al arrecife, manos al chaleco y cuerpos a la obra. Bajamos, seguro que menos de costumbre. Y el fondo del mar nos abrazó, humilde y poblado de tanto pez, bello y durmiente. Por más de una hora nos abrazó. Y salimos y la luna que ya estaba sonriente en el poniente. Sin testigos, esa noche dormí abrazado a una medusa.