miércoles, agosto 01, 2007

Disquisiciones inmobiliarias

Alfredo resultó que ni se llamaba Alfredo ni tenía ese teléfono. Pero ya no me descorazono tan fácil. Para ciertas cosas es bueno aprender a sobrevivir en el país de la paciencia y la vuelta al boludo. Persevera, porque de otra forma nada harás. Y perseveré a puro Google durante toda la mañana y un cacho de la tarde del sábado y encontré varias opciones. En ningún caso logré que me reciban ese mismo día. Dos citas domingo a la mañana...

Candidato 1: Il vero Alfredo
Barrio de Lourdes, barrio de grandes. Me recibió domingo recién arrancada la mañana el bueno de Alfredo, un fotógrafo mexicano bajito, morrudo y cool. La casa es de lo más lindo que vi hasta el momento en San José. Alfredo me explica, como aclarando el tema del buen gusto, que la dueña es una cubana exiliada en Miami. La habitación que me tocaría está bastante bien y hasta tiene su baño privado. En el living Alfredo tiene montado su estudio, lo que lejos de causarme rechazo logra entusiasmarme. Me cuenta que trabaja para una ONG que promueve que los cazadores hagan safaris fotográficos en vez de sanguinarios. Me la deja en módicos 300 dólares al mes. Pero el barrio no me gusta: candidato descartado...

Candidato 2: Om shanti
San Pedro, al ladito de la autopista que va a Zapote. En esa gran esquina y no en otra es que se yerguen majestuosos los departamentitos de las Villas Lakshmi. Hay como veinte y parecen ser todos iguales: living con cocinita, habitación y baño privado. Todo muy rústico, en el sentido menos glamoroso de la palabra. En el medio hay un jardín exuberante, una fuentecita y por derecha e izquierda te seducen imágenes de deidades de la India. Los dueños, argentino y gringa ellos, me cuentan que hacen yoga todos los días en su casa. Que si quiero me les puedo sumar, venga o no venga al departamento. La cama no es gran cosa, la ubicación está mejor pero tampoco me cierra y a 395 verdes el mes, mejor también descarto.

Candidato 3: Tiquicia mon amour
Arreglo con Néstor para ir a ver este departamento el domingo a la tarde. El punto de referencia es claro y no falla: la calle que sale del Taco Bell que está cerca del Mall San Pedro. El viene en un auto gris. Lo veo, me monto a su infernal y demacrado Pontiac, hacemos unas cuadritas y llegamos al susodicho: un edificio que en el Petit Larousse debe figurar como ilustración de la palabra lúgubre. Pero en las fotos se veía bien. Salimos del auto y Néstor saluda al guardia de la entrada. El guardia le dice que qué tal, que todo bien y en orden, pero que el fulano que tiene la llave del departamento se acaba de ir. Pero cómo, pregunta Néstor sin perder la calma, no es que se suele ir a eso de las cinco y media. Sí, parece que se suele ir a las cinco y media, pero hoy se le dio por irse a las cuatro y media. Ahhh. Me relamo pensando en el jugosísimo material que me están aportando para el blog y acepto las explicaciones de Néstor, a quien se lo vislumbra poco ducho en el arte inmobiliario. Me despido y así descarto la opción 3.

Candidato 4: Tu eres para mí lo que siempre soñé
El domingo andaba comprándome algo sabrosón en el supermercado y cual anunciación virginal sonó mi feo celular. Atendí y resultó ser un tal Francisco, que tenía una llamada perdida mía. Y a mí qué, le estaba por contestar, cuando escucho la palabra mágica: Los Yoses. Ese barrio me puede y como siempre es lindo poder querer, hablamos y quedamos en que iba a ver su opción el lunes tempranito. La cosa es que el lunes tempranito no pude ir, pero sí pude al mediodía y fui así que me enamoré: una casa enorme, con un living enorme, blanco, cristalino y minimalista. Todo lo que desearía un yuppie de los '90. Porque tampoco es cosa de andar pretendiendo ser un burgeois bohème en medio de tanta malaria arquitectónica. El megaliving es común para todos los inquilinos, que son pocos y tienen un cachito de departamento para cada uno: habitación, baño y una cocina-microliving, todos nuevos y razonablemente lindos. Caro a 550 dólares, pero no está mal la opción de 2 habitaciones por 600, si consigo a alguien para compartir. Lo único decadente es el yanki que veo tirado en un sillón de cuero blanco, todo tostado y con una musculosa, luciendo sus numerosas canas, arrugas y musculos desvencijados, contando en su limitado y monocorde casteiano que lous de al ladou han mudadou y pareceu que soun iranies. La opción 4 picó en punta.

Candidato 5: Oh Tiquicia...oh...
Ese mismo mediodía tenía cita también en Los Yoses para ver un departamentito a 350 dólares. Confirmada la hora y el lugar: una de la tarde, destrás del Quiznos Sub, casa azul con rejas. Una, una y cinco, una y cuarto. Nunca jamás apareció. Nunca jamás me llamó para disculparse o aclarar. Nunca más opción 5.

Candidato 6: La señora de
Hablo con Liliana Álvarez de Beige y le propongo ir a ver el departamento el mismo lunes a las siete y media de la tarde. Me pregunta si conozco el Centro Cultural Mexicano. Nop. ¿La iglesia de la Merced? Nop. Pregunto si es cerca del Kentucky Fried Chicken de Los Yoses. Me dice que sí con un dejo de duda. Como un imbécil no sigo ese rastro de duda y acepto su sugerencia: "todos ahí conocen al Centro Cultural Mexicano. Nos vemos en la puerta". Llego al Kentucky y pregunto a unos tres transeúntes y ni uno lo conoce. Re caliente, llamo a Liliana y no contesta. A los 5' me llama Liliana y me dice que no me ve. Pregunta si estoy perdido. Le digo que sí, pero que estoy donde ella me dijo que era cerca. Me pregunta si no conozco mucho la zona. Le digo que evidentemente no. Me pregunta si conozco el Automercado de Los Yoses. Afirmativo. Me pregunta si conozco el negocio de surf Arenas que está cerca. Le digo que sí. Quedamos en encontrarnos ahí. Camino: es BASTANTE lejos. Paso frente al Automercado y me tocan bocina. Se ve que es la susodicha. Le digo que ese no es el Arenas. No se inmuta. Es una vieja bianuda que vino con la yikze. Me hace subir a su Subaru y me dice que antes de mostrarme el departamento me tiene que hacer unas preguntas, porque ella solamente le alquila a gente de bien. Mientras me seco la transpiración, hago lo imposible por contener unos irresistibles deseos de degollar a Liliana Álvarez de Beige. Me pregunta dónde trabajo. Cuántos empleados tiene la compañía. Si voy a misa todos los domingos (mentira, pero lo pensé). Si hago muchas fiestas en mi casa. Si me llevo bien con los misioneros, porque el resto de los departamentos que tiene se los alquiló a misioneros. Me lleva a verlo, finalmente. A estas alturas sólo pienso en mearle el auto y salir corriendo. Lo veo. Ni siquiera es lindo. 750 dólares, 3 habitaciones. Chau.

Para coronar al campeón solamente resta encontrar un compañero y ya hay candidata: Claire, la reemplazante del bueno de Clemente en la Cámara de Comercio Franco-costarricense. Hoy fue a ver a candidato 4 y le gustó. Todo se encamina. Julieta acaba de redondear la decisión: hace ya una hora que terminé la cena y todavía siento encaramado a mi esófago el gusto del pescado paposo que me dejó para que recaliente. Puedo soportarlo todo, menos la tentación y el pescado paposo.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

De lo mejor, mejor, mejor.
LA parte de lúgubre y mearle el auto fueron lo mejor que leí en muucho tiempo. Para el stand up

pd: por qué no les contestás a tus lectores?

Anónimo dijo...

Es que nunca me preguntan nada...

Anónimo dijo...

Sí lo hacen! Sólo que vos los desoís!
Te dejamos comments y el señorito, nada.
En la entrada "mudanza", por ejemplo, y o los halagos (que son como el medidor del rating)...

Besos!

Unknown dijo...

Lo interesante de estas breves historietas que relatas, es el trasfondo equilibrado, mesurado y tolerante que ha ido adquiriendo tu persona; el cambio es abismal.
Hace mucho, mucho, el capricho (no se si era tan, tan así); te traía malestar, bronca e insatisfacción.
Hoy la paciencia, sumada a la experiencia te permiten decidir dentro de éste mínimo maremagmun de ofertas.
BRAVO por tu mejor disposición a observar las variantes de la realidad