sábado, agosto 18, 2007

A desalamblal, a desalamblal

Y mi primer paseo por la Habana vino lo que se dice al tiro. Hormigas en culo mediante, salí disparado por la puerta a conocer lo que sea que me deparaba la capital del dudoso desalambre. Dos, tres o cuatro pasos y ya me gustó lo que ví y escuché. El barrio en el que nunca viví se me apareció cual epifania palpable. Niños, viejitos, caminantes varios se cruzan, charlan y juegan bola, que en mis pagos se dice baseball. Y al ratito ya estaba en el Malecón, que es lo que en porteño se suele llamar rambla. Sonaba Queen a lo lejos, medio mundo en jean y remeras taiwanesas con frases en inglés. El agua que choca contra la rambla es, no se sorprenda el lector, embravecida pero perfectamente transparente.
Y a lo lejos se ve que empieza el carnaval. Doy una vuelta enorme y de paso cañazo paso por Copellia, la heladería más conocida de Cuba. O tal vez la única. Poco y nada que envidiarle a Helarte. Ya pipón, me dedico a recorrer calles por doquier. Calles, casas, gente, carteles. Todos, invariablemente, viejos o, en su defecto, envejecidos. Camino y camino y un tipo se me acerca, me da la mano y me dice que es profesor de salsa. Mucho gusto, nos vemos. Llego de nuevo al Malecón y ya empezaron las comparsas. Hoy: carnaval infantil. Lleno de niñitos danzarines con cara de circunstancia, dando vueltas y vueltas al son de un parlante desvencijado y siguiendo al silbatazo cruel del instructor de turno. Medio mundo tomando cerveza y el otro medio mundo dándole a un mini tetra-brick con leche y ron. Precio de la bebida: 1 CUC. Salario medio en Cuba: 15 CUC. Algo no cierra. Por lo menos no hay alambres...o eso dicen los cartelitos con la cara de Fidel.

1 comentario:

Anónimo dijo...

perfecto