martes, diciembre 12, 2006

El hostel

Como bien saben, estoy viviendo en Casa Yoses. La verdad es que la vida cambió bastante. Tengo pendiente subir a la compu una recorrida completa de la casa de Rogel. Rogel. El gordito inmundo terminó peleado con Tatiana. Porque le quiso cobrar la cuenta de teléfono desde Agosto. Pero yo no entré en Agosto. Pero Rogel no se rige por ese tipo de razonamiento. Y se pelearon. Cosa de ellos. Yo ya estoy acá. Es como bloggear. La vida se vuelve semipublica. Todos se enteran si me ducho, si desayuno o si hablo por teléfono. Y viceversa. Por lo visto tengo algo de voyeur y de exhibicionista. Y de hippie y comunista. Porque lo disfruto. No me vendría nada mal tener mi propio baño. Pero ya estoy negociando eso.
La comunidad, como era de esperar, tiene dos clases muy distintas de ciudadanos: los de residencia permanente y los nómades. Los trabajadores y los turistas. Yo soy de los primeros, pero dentro de todo nos mezclamos con los segundos. Los primeros somos unos 5. Dos argentinos (Lucas y yo), un siciliano (Antonio), un canadiense (Richard) y una sueca (Emmylou). Hubo una alemana (Lynda) y una inglesa (Jenny). Y después los nómades. Es más fácil la integración cuando se organiza algún evento. El otro día hubo un shawarma popular. También están las actividades espontáneas. Hoy por ejemplo Richard hizo fideos, Emmylou ensalada y yo lavé los platos. Y estoy en proceso de hacer arroz con leche. Y dulce de leche. Quién sabe si voy a hacer vomitar a dos ciudadanos primermundistas. Quién sabe si no estoy empezando a pasarla mejor. Quién sabe si podré tolerarlo.

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