jueves, noviembre 30, 2006

Escapando de la coneja

Acabo de llegar. En Artinsoft todos están previsiblemente motivados con el producto y esperan que yo trabaje a toda máquina. El jet-lag aporta unas gotas de cansancio. De nuevo tengo que ajustar mi cerebro a la vida tica. Por ansioso, tengo que mudarme hoy a la tarde al hostel. No debería, pero un poco me hago cargo de que Rogel puteó por mi rescisión temprana de contrato. Empecé el curso de buceo. Terminé de leer los apuntes durante la hora del almuerzo. Líos contables con el curso de Scrum en Buenos Aires. Pensé que había ganado plata y ahora resulta que no tanto y ni siquiera sé por qué. Se me escapan los números. A mí que nunca se me escapa nada. Y se siguen escapando las cosas. Se escapa la Mac. Que la tarjeta, que el envío, que hay que pagar impuestos en tres países. Que sí, que no, que chau Mac. Y me entero que acaba de salir una nueva Treo y que la mía acaba de bajar de precio. A mi que nunca se me escapa nada. Ayer me agarró tremenda migraña. Tuve que cancelar la segunda clase de buceo y, por ende, la certificación este fin de semana. O sea, pasa para Enero. Dramas de un niño consentido. Son las 2:40 AM y desde hace un rato que estoy despierto. Me fui antes del trabajo por el dolor de cabeza. Me quedé dormido a eso de la 5PM. Me despertó un temblor. Me puse debajo del marco de la puerta. Nada, ni una rajadura en el techo barato que mandó a construir Rogel. Que, ahora que lo pienso, debe llamarse Rogelio. Y yo que odio llamar por el diminutivo a alguien con el que no tengo ni confianza ni cariño. A mi que nunca se me escapa nada. Que lo parió, qué velocidad toman a veces las conejas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Esta entrada es perfecta