jueves, noviembre 30, 2006

La perla del Plata

Tal vez no me pasó nada interesante en estas dos semanas. A pesar del bloqueo literario, algunas apostillas:
· El calor de Buenos Aires es polifacéticamente desagradable, sobre todo al compararlo con el de San José. Más humédo, más persistente (no se va de noche) y sencillamente más.
· La sensación general es la inversa que se tiene cuando uno llega del primer mundo. Todo tiene clase, todo funciona, todo está previsto.
· A la gente parece resultarle fascinante que haya ido a Costa Rica.
· No me gusta contar las mismas anécdotas más de dos veces.
· La kinesiología funciona. Lenta hasta la exasperación, pero cura. Mi sinovitis tiene sus días contados.
· Los yankis pueden llegar a ser muy burocráticos y yo muy amarrete: todavía no logré adquirir la Mac.
· No consumo tanta cultura. Ergo, no debería quejarme tanto de San José.
· Nunca fui lo que se dice un metrosexual, pero evidentemente perdí algo del poco sentido de la elegancia y buen gusto que solía tener: fui rebotado en el Podestá por vestir zapatillas, pescador y musculosa.
· Paradójicamente como menos cuando la heladera está tan llena.
· Hay muchos restaurantes buenos y baratos y malos y caros.
· Por más que le pese al pueblo que me acoje, dudo muchísimo que un porteño logre distinguir entre un colombiano, un nica y un tico.

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