miércoles, noviembre 01, 2006

En el Caribe sur

Fui nomás a Puerto Viejo. Viajé todo acurrucado en mi minúsculo asiento junto a Antoni (o Andoni, no entendí bien), un gallego igualito a Geoffrey Rush. Llegué a destino tras cinco largas horas de viaje y encaré para RockingJ's, el lugar recomendado por la guía. Toda la onda: estatuitas de buda, mosaicos en las puertas de los baños, cesped tipo inglés con sillones y pufs. Saqué una hamaca + locker: 6 dólares. Saludé a mis vecinos de hamacas con un cordial "hola". Me respondieron con cabal indiferencia. Toda la onda.
Siguiendo los consejos de mi sabia guía, alquilé una bici playera y me lancé a la aventura. Primer destino: el centro de Puerto Viejo (a 1km más o menos) en busca de protector solar. Encontré la farmacia del pueblo y pagué por el maldito frasco unos colones más que por la licuadora. Segundo destino: Punta Uva. 7 kms. Pedalea que te pedalea y ahí llegué. Mi primera vez en el Caribe. Encadené la bici y miré a mi alrededor. Para alguien como yo esto no es nada usual: tenía muchas expectativas y se estaban cumpliendo. Palmeras, agua transparente, islas y bosques que desaparecían a la distancia producto de la bruma y no más de 10 personas a la vista en toda la bahía. Le pedí a los únicos vecinos cercanos que me cuiden la mochila y me lance a flotar. Floté feliz en el agua transparente un rato. Chapotié. Miré al cielo. Y de nuevo a la arena. Agarré las antiparras, caminé hasta el final de la bahia y me volvi nadando hasta el punto de partida. Qué liiiiindo es nadar en el mar....
En lo que quedó de la tarde fui con uno de los vecinos utileros bicicleteando hasta el siguiente pueblo: Manzanillo. El vecino se llamaba Ana y era alemana. El sino teutón. Vimos arañas gigantes, unos pajarotes y olas que rompían contra peñascos. Pero mi cámara no lo vio porque se quedó en San José.
A la noche llovió y vi "V de Venganza" en el hotel, desde una hamaca. Me engalané con repelente y me fui a dormir. Temprano emprendi la vuelta el domingo. El conductor del micro estaba empeñado en saludar con un bocinazo a cada micro o camión que nos cruzaba. En el camino nos paró la policía y nos hizo bajar a todos. Uno por uno, revisando bolso y documentos. Llegué temprano a San José y me fui de compras al supermercado. Se me acabó el tomo de Moby Dick que me traje desde Buenos Aires. Ya mencionaron a la ballena blanca. Ahab está del tomate. Eso me recuerda que son casi las once y todavia no preparé la comida. Seguramente eso explica la falta de lirismo. Pero el blog y la vida deben continuar.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Parece que estuvo buenisima tu última excursión a la playa. Merece la pena volver por ahí?

Unknown dijo...

La independencia es invalorable, para que depender siquiera de fantasmas. "Viv la liberté"