miércoles, marzo 12, 2008

Hoy: técnicas avanzadas de control de procesos

NoEchen Estoy en el aeropuerto, con pocas ganas de trabajar. Así que escribo historias viejas. Como de dos semanas. La otra vez estaba con Lucas en el departamento en Barcelona. De mañana, como las diez y pico eran. Interrumpo mi torrente creativo para ir al baño. Doy unos pasos y escucho unos gritos de ultratumba que vociferan algo con el agua. Una vez. Otra vez. Y otra. Desgarradores. Un viejo al que le cortaron el agua justo en mitad del proceso de enjabonado. Pobre. Solitario. Sin nadie que le ayude. Va a quedarse gritando como un alma en pena, como un perro mojado, hasta darse por vencido. Lo imaginé sacándose jabón y champú con una toalla vieja. Insultando al gobierno socialista y recordando épocas doradas de baños en arroyos de Castilla o de La Mancha. Y otro grito. "BSESELAAGUAAAA!!!!!!!". No encuentro el signo de admiración que abre, pero creánme que sí que gritaba. Un alma en pena verdaderamente.

Pero el mundo sigue y mi vegija se impacientaba. Levanto tapa del inodoro, meo como suelo hacerlo, tiro la cadena y más gritos. "BOESELAGUAAAAAAAAAAAA!!!!!!". Pobre hombre. Tal vez debería llamar a los bomberos. Me dispongo a lavarme los dientes. Desde chiquito que me los lavo antes y después de desayunar. De los pocos rastros que me quedan de un pasado obsesivo-compulsivo. Y escucho una voz más clara. La de Lucas. "Creo que no hay que usar el agua". Sí, sí, hay unos gritos, ¿no?. "Están diciendo que no echen agua". Caramba. "Parece que están cambiano unos caños". Ah. ¿Dónde?. "Acá, en el edificio, salame". Me señala el aire y luz. Veo, como tímido. Un tipo encaramado a un caño chorreante, mira hacia arriba y grita con alma y vida. "NOECHENAGUAAAAAAAAAAAAAA!!!!". Se ve que en vez de cortar la luz, supusieron que nadie en todo el edificio iba a usar el agua corriente a las diez de la mañana un viernes. Interesante razonamiento. Así que no eché más agua. Hasta el lunes, cuando volvimos a tener permiso. Fin de semana largo, que le llaman.

 

PD: Tenía que sacarle una foto. Le dije que era un arquitecto argentino y me interesaba la técnica que usaba para sostenerse. Un grande el amigo. Sonrió y todo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Completo la anécdota: Pasaron varias horas después del primer "NO ECHEN AAAGUAAAAA" y teniendo en cuenta eso me dispuse a lavarme los dientes con un vaso de agua, con la inocente idea de que de esa forma no iba a despertar a la fiera. Craso error, los delgadísimos hilos de agua que fluían desde la pileta hacia nuestro atronador amigo confluyeron en el inefable "NO ECHEN AAAGUAAAAAAAAA!!!!"