martes, marzo 25, 2008

Campeón

Resulta que una vez, como en Octubre del año pasado, decidí meterme en una competencia de nado abierto. Venía yendo bastante seguido a la pileta y me dieron ganas de probar eso del agua salada y con olas. Tanto física como espiritualmente estaba bastante en bolas.


No éramos muchos competidores. Principiantes creo que solamente quien suscribe. Así que pedí consejos a quien parecía saber: tomé mucho Gatorade antes de empezar y precalenté imitando a un par de forzudos con rostro confiado. Y dieron la largada. Y nadé y nadé. Y al ratito no dí más. Y alcancé a levantar la cabeza y el pelotón andaba como por Corea del Sur. Yo, después de una ardua batalla contra mi panza llena y el agua salada, llegué a la primer boya. Una proeza. Me quedaban dos. El circuito era un triángulo marcado con tres boyas panzonas y bien rojas. La segunda quedaba como a días de distancia. Pero con amor propio y un poco de perrito en los momentos cumbre, llegué. Y decidí hacer solamente una de las dos vueltas que correspondían a mi categoría: principiante. Los hombres de verdad hacían cinco vueltas. A la tercer boya llegué como se debe: sin pensarlo demasiado. Tal vez me quedaban piernas y pulmones para una segunda vuelta, pero preferí seguir habitando esta tierra, así que salí.


Gritos y aplausos. Flashes, felicitaciones y vítores. Y un grito, invitándome a pasar por la llegada, que era una especie de arco de triunfo de gomaespuma. Se me acercaron algunos chicos y me palmearon, incrédulos de poder tocar al ídolo. Me sentí un Apolo. Un Mark Spitz. Un semidios. Y me dí cuenta, me di vuelta y aclaré con unos gritos que no había llegado primero a velocidades supersónicas. No, había abandonado. Mi popularidad cayó en picada y me tiré en una reposera a recuperar el aliento. A los quince minutos de fama no llegué, pero qué buena la foto, eh.

1 comentario:

Anónimo dijo...

es que, como pusiste en otro post, vos sos un ganador. pero de los otros.

donde estás en esa foto?