domingo, junio 03, 2007

Tan cercano y abismal

Carlos y Federico, ambos medio jefes medio dueños, me llevaron a Puerto Viejo para un fin de semana de buceo. Asignación no remunerativa que le dicen. Profundo el primero, animal el segundo: langostas por decenas, cangrejos pinzones, un tiburón caribeño y no sé cuántos pececitos. Pero ay del tercer buceo. Apenas caído el sol, ni tiempo había tenido la luna de salir a saludar. Cielo negro, con cubrecamas blanco estrellado. Agua como en un estanque, apenas fresquita. Caminamos por la playa minuto y medio enfrascados en nuestros frascos de aire y chapoteamos linterna en mano rumbo al horizonte relampagueante. Poesía, poesía eres tu. Nadamos boca arriba y corazón rampante durante el rato que toma emocionarse con tanto idilio. Y al llegar al arrecife, manos al chaleco y cuerpos a la obra. Bajamos, seguro que menos de costumbre. Y el fondo del mar nos abrazó, humilde y poblado de tanto pez, bello y durmiente. Por más de una hora nos abrazó. Y salimos y la luna que ya estaba sonriente en el poniente. Sin testigos, esa noche dormí abrazado a una medusa.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Señores: el premio literario Ort 94!!!

Preciosísimo. Y más también

Anónimo dijo...

Ya que a mí me lo negaron, que el Nobel sea de él!
Y, como escribí en las Ruinas Circulares, "que el cielo exista, aunque para mí sea el infierno"...

Anónimo dijo...

Aplausos para el blog nro 150 de esta antología. Que sigan los exitos!

Anónimo dijo...

corazón rampante, deale no mas, que su cambio es muy notorio y positivo.
viv la vie !!! ale, ale.
el futuro está a la vuelta de la esquina, allí donde estés; para qué buscarlo lejos.