lunes, octubre 01, 2007

Hermoso, profundo y azul

Este fin de semana volví a bucear. Me había olvidado lo bien que se siente. Fuimos a Playa del Coco con mi amiga Antje, que, como se ve en la foto, es mucho menos poética que yo para poner cara de arrecife de coral. El primer buceo fue como flotar por un zoológico: caballitos de mar, tiburones de punta blanca, tiburones guitarra, camarones payaso, morenas enfrascadas en batallas primitivas y hasta un calamar que nos llenó de tinta el boliche. Y el segundo día, rumbo a las Islas Catalinas, con hora de viaje y devolución de desayuno al mar incluidos. Pero la puta que valía la pena bajar unos metros: poca visibilidad bajo el agua y de repente, como un espectro gigante y alado, aparece ella, la majestuosa manta raya, volando lenta y plácidamente con sus dos metros de ancho y ese cuerpo en forma de enigma. Y bajamos a treinta metros, y vimos banditas de tiburones apáticos y un cardumen de rayas y hasta un gusanito diminuto y acuático. Y ahora, a vivir arriba del agua.

1 comentario:

Anónimo dijo...

qué hermosa experiencia!!! ya me está dando envidia