No entiendo. Y por alguna imbécil y occidental razón necesito entender.
Entre la ronca y triste voz. Entre la suave y aniñada voz. Entre esas voces.
Y el sueño independiente del saco opaco, la espalda que abarca y el sesgo ibérico.
Pero también la feroz esclavitud de la involución instantánea.
Hoy no hay poesía porque no. Hay solamente aire denso y no se puede parar de respirar.
domingo, octubre 14, 2007
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