domingo, noviembre 09, 2008

Selvando

Bueno, volví de la jungla. Tampoco era taaan jungla. Bueno, sí, depende. Había un río, árboles y muuchos pájaros. Vi más pájaros que en el año y pico que estuve en Costa Rica. Y encima vi cuando un Martín Pescador pescó feliz un pececito. Y mejor aún, cómo un águila Ipanema se le vino al humo echando pestes y le afanó el almuerzo cual bully amazónico. También remé en canoa, pesqué pirañas, toqué caimanes, dormí en la selva en hamaca, marqué mi camino para después volver en la mitad de la selva, aprendí sobre el caucho y me mojé con tormentas torrenciales que arrecian con sol de fondo. Además me quemé un montón. Ya estoy de vuelta en mi hotel de puta madre. La gente acá es más delicada. Ahora que voy a hoteles que tienen la palabra "business" en su nombre estoy llegando a la conclusión que la gente con plata es bastante parecida en todo el mundo. Blanca, delicada y con pinta de garca. Prefiero a mis compañeros mochileros de aventura y a Kennedy, el guía de Guyana que emigró a Manaos, descendiente de aborígenes, maestro de portugués y guía por amor al verde. Las fotos ya llegan. Que no decaiga.



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