miércoles, septiembre 10, 2008

Querido Coco:

Te odio. Y mi odio es furibundo. Te odio por ir a la cama solar y plancharte el pelo. Por hacer cuernitos y agarrarte las manos cuando te empatan en el último minuto, como si todo en la vida fuera cosa del destino o de Mandinga. Te odio por ser el representante más carnal de la nefasta noción de que en este país tirás un bife al fuego y tenés una cena de lujo (o su equivalente sojero). Te odio por el Panadero Díaz. Te odio por ser funcional a Grondona y su inexplicable inmortalidad. Por tu mal gusto y peor retórica. Por tu demagogia. Por tus bufandas blancas. Y sobre todas las cosas te odio porque soy rencoroso y todavía no te perdono el no haber tenido la grandeza de renunciar después de la debacle colombiana. Coco Basile, aunque no me escuches: te detesto.

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