jueves, septiembre 20, 2007

El anti-samuel

Así como el moishe promedio pasa por esta vida sufriendo y azotándose hasta por (y sobre todo debido a) lo que no le corresponde, mi hipótesis es que el tico es su perfecto opuesto, su némesis, el karma que lo complementa, el yang que le permite existir. No crea el ávido lector que durante este breve espacio sin posts nada pasó. Cierres intempestivos de calles en toda la ciudad debido a desfiles infantiles, esperas de horas por ferries que de un momento a otro desfallecen, masajistas que cobran caro y llegan una hora tarde a la cita, duchas que electrocutan inquilinos, aumentos de precio obvios al darse cuenta que el comprador es un turista, taxistas que rehúsan encender el taxímetro, promesas quebradas una otra otra y otra vez. Y lo interesante de todo esto: nunca jamás una disculpa. Nunca un cachitito de culpa. Ante un mundo de penurias, injusticias, hambre y desolación, el tico ha logrado la felicidad de la forma más simple posible: sencillamente le chupa todo un huevo.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

No te metas con mi mami

David dijo...

Como decimos en tiquicia: Diay si

Anónimo dijo...

Los pueblos tiene su estilo, idiosincria y modos
Vano es intentar cambiarlos
Tomarlo o dejarlo, adaptarse o rajarse.
No hay otra solución.

solcito dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
solcito dijo...

Lo malo de tiquicia.. al uno ser de otro país y venir de otra cultura..
es que siempre te quedas esperando(en vano) esa BUENA respuesta, que nunca llega.
sole