miércoles, octubre 28, 2009

Pedal

Hay creencias, paradigmas, teorías, incluso leyes. Las hay propias, ajenas y, aparentemente, humanas. Y en mi mundo hay una de tantas y es espiralada. Ciertos fenómenos, ciertas rutas, ciertos destinos, que a la vez son ciertos y tormentosos, se sabe cómo empiezan y cómo terminan, y sobre todo la velocidad a la que se arriba al negro destino. Y sin embargo, todo paradigma puede ponerse en duda. Solamente hacer la pregunta en el aire: ¿Será cierto? ¿Es universal? ¿Lo perpetúo o simplemente soy su objeto? Y entonces lo mejor es probar, ponerlo en duda, jugar al empirismo como se jugaba con castillos y arena, que no siempre se caían ni mojaban.
Tal vez ese arranque sea solo un suspiro. Tal vez sea arranque, pero exista el freno o el mero desvío. Tal vez hay un tal vez y un esta vez no tanto. No es solo futurología o determinismo lo que está en juego, sino una creencia casi pagana. Tal vez hoy no caiga en un pozo depresivo. Tal vez y eso pone el sur en el norte. Tal vez.

martes, octubre 27, 2009

Rotas cadenas

Cantar victoria suele ser cantar derrota, por lo que la oda quedará para otro lustro. Durante estas últimas semanas, angustias repetidas, matutinas y razonablemente irracionales poblaron un horizonte más bien neblinoso. Algún llanto, mucho miedo, menos alegrías. Y sin embargo, un sol. Un brote de vida, una flor que emerge entre el musgo y la piedra añeja. Hace semanas que prácticamente no tengo migrañas. Y no es ni un milagro ni una maldición, sino más bien un aprendizaje. Entendí, creo, hoy, por ahora, a nivel semiconsciente y con bastante éxito, qué pasa en mi mente y cuerpo cuando la jaqueca está a punto de ver la luz del día. Y de ahí a la acción preventiva de relajación y cambio de tema mental solo hay un paso.
Alarmas previas y ese tal vez ese sea el secreto. Para no llenarme a la hora de comer parrillada. Para no estar en internet hasta que explotan ojos y mente por igual. Para no dictar curso, responder preguntas, comer sanguchitos y siempre sin ese entendimiento. Porque el propio entendimiento, la propia detección del síntoma temprano, es parte de la solución.
Cuerpo, creo que es el comienzo de una gran amistad.

lunes, octubre 26, 2009

Todo lo bello se desvanece en el aire

La tendencia es clara y a la baja. Lo bello, lo hermoso, lo feliz tiene átomos y sobre todo electrones, al menos en mi universo. Lo duro, el dolor, lo que cierra la garganta es newtoniano. Tiene masa y qué fácil es cocinarla. Lo bello, lo hermoso, lo feliz es una barca, no sólo frágil sino atada al muelle con un hilo que de grueso no tiene nada. Recordarlo, analizarlo, disfrutarlo es tirar de ese hilo. Romperlo, perdiendo barca y condenándola a sucumbir en ese mar, que de tan embravecido parece noche cerrada y casi sin estrellas.
Hoy no juego ni con palabras ni a las escondidas. Ni me sale ni es el día. Aunque cueste abro los ojos, que total no hay sol que queme mil pupilas. O al menos eso escuché por ahí.

Veloz

No como el viento sino más bien como la lagartija. Zigzagueando, nervioso, hasta sin destino. Expuesto al sablazo del primer pisotón. Frágil frente a un mundo de humanos con pies y zapatos. Sin memoria y sin planes. A lo sumo un manojo de nervios y espasmos.
O a veces como el ciervo y el cazador. Ambos, que un poco también es ninguno. Presente y futuro, que se entremezclan al comienzo con puntería y gracia. Pero la danza se hace angustia y reflectores que congelan. Es el futuro, es la ilusión, es el plan, que no resistirá contacto con el enemigo, pero qué importa.
Y bailo, bailo, bailo. Entre energías, derroches y mareos, bailo. Sin rumbo, sin sonrisas, con público sagaz y mundano, bailo. Y las torceduras se acumulan, se resienten, se entienden, tal vez. Y los aplausos, qué aplausos. Huecos, retumban y resuenan a la distancia. Se agolpan y crecen y explotan como burbujas, como brisas, como una carcajada.
Qué es pensar sino desarmar y recordar. Qué es lavar y anular sino patinar sin ruedas hacia un arco iris que, claro, está más lejos que cerca. Qué será caminar. Qué será descansar. Esto no. O tal vez un poco, un poco sí.

lunes, octubre 05, 2009

Elogio de la crítica

Construye, siempre. Da perspectiva, datos, confianza, transparencia. Es esperable. Colabora y, sobre todo, no implica desamor. Mucho menos indiferencia. Es preocupación, equipo y esperanza.


Pateás mal. Estás encorvado. No soportás las críticas. Sos tímido, aburrido, repetitivo, rebuscado. Caprichoso, egoista, cerrado, intolerante. Sabés poco del tema. Siempre cansado, obsesivo, desprolijo. Hipocondríaco, ansioso, miedoso. Distraído, fanático y perfeccionista. Y lo peor: cosas que todavía no sabés.


La crítica puede ser errónea. Puede no ser compartida por otros. Casi nunca es ofensiva, hiriente. Y sobre todo, lo que más importa: la mitad de su impacto reside en el receptor. Se la puede ignorar. También magnificar e incluso resentir.


Refutar es morir un poco. Oda a la crítica. Que viva. Qué vida.