martes, septiembre 08, 2009

Elogio de la semejanza

Gris, blanco, negro, chato, puro, terrible. Igualdad, mediocridad. Y sin embargo algo cálido y sutil sucede al asemejarse. Como un abrazo multitudinario. Como una tranquilidad necesaria. Como el fin de un camino sin rumbo. Yo también y qué. Abrazo y me abrazan. Me equivoco y me comprenden. Comprendo, hablo y escucho. Comunico, tal vez.


Me cuesta y mucho. Hay algo despreciable en la semejanza, en mi imagen de la semejanza, en la ilusión perenne de escapar del grupo, de no formar parte. Trato de girar mi mundo y de nuevo lo horizontal se gira y se desploma.


Busco, sigo buscando. Recuerdos, tal vez. Dar todo por el equipo y de nuevo la gravedad. Ser quien más da por el equipo. Tal vez el elogio radique en el olvido, en la verdadera relajación, en el perro que es manada y, contento, puede enjuagarse la boca de vida y calle.


Semejante no es sumiso. Semejante escapa al miedo y a la euforia. Semejante es triunfos que de tan diluidos no afectan la estabilidad ni en la derrota. Semejante es amistad, no réplica. Era tan obvio. Seguramente no lo sea. Semejante es que nada es obvio y todo es práctica. Junto a ella, junto a ellos. Juntos, por fin.

sábado, septiembre 05, 2009

Golpes

Pego. Te pego. Me pego. No pego. Puños, cerrados, nulos, violentos, fútiles. Violencia, pasividad, miedo, agresivo, locura no es lo que parece. Contención a veces es represión. Jugos ácidos, corrosivos, que carcomen y no dejan comer. Que gritan en una implosión que no alcanza siquiera lo doloroso. Si pego porque pego, si no grito porque no grito. Estoy ahí, apenas detrás de la cortina. O envuelto. Y es opaca o es de tul. Y se mueve agitada de tanto llanto furioso contenido. Llanto de dolor o de risa y hasta a veces de emoción. Furibundo el hoy no es muerte mañana. No lo es. Realidad no es sueño, no es fantasía. Fantasía es locura enfermiza. Realidad, cordura, golpes, golpes, golpes y gritos.