jueves, febrero 28, 2008

Kopfschmerzen

Quien me conoce, sabe que me duele la cabeza. Migraña, jaqueca. No es que tengo dolor de cabeza, sino que simplemente es parte de mí. Lo soy.

La primer migraña que, como debe ser, se me viene a la cabeza, fue a los 5 añitos. El diminuto Alancito, jugando y trepando en el patio abierto del Jardín Sarmiento, se tomo el marote, fue a ver a su progre maestro y algo dijo en tono quejoso. Y empezaron las épocas de Mejoralito y paños fríos en cabeza. Después la época en la que se vomitaba y ahí dolor intenso y al ratito alivio. Después o antes, la época dorada en la que una siesta lo curaba. En otra, muy muy breve, el baño de inmersión bastaba. Hasta que empecé a procesar proteínas y el Mejoralito y sus aliados de poco sirvieron. Y vino el Migral. Y las flores de Bach. Y acupuntura. Y el bendito Tetralgin, con todas sus maldiciones a cuestas. Y electroencefalogramas, oculista y tomografías computadas. Hasta la promesa que en la adolescencia el mostro se iba a desvanecer. Pero sobrevive, sobrevivo.

Me duele si duermo mucho y si duermo poco. Si como un montón o casi nada. Si corro mucho y si no corro nada. Si hace calor, si tomo poco, si me preocupo, si hago mucho y si no hago nada. Si uso mucho la compu, si estoy a mucha altura, si bajo a mucha profundidad. Si el barco se mueve, si muerdo fuerte de noche, si hace un frío de locos. Si me quieren mucho o si no me quieren nada. Y a veces pasan esas cosas y nada.

Ya soy el dolor de cabeza. Esta semana me dolió casi todos los días. Es una relación simbiótica que me asusta por lo fraternal. Pero algún día tal vez seamos dos y tomemos caminos distintos. Por ahora vamos por la vida, abrazados. Como los osos.

Hoy: poema

Mirada atenta

como preocupada

siempre cerca de la lágrima

y de la sonrisa enorme

 

Pasos rápidos y cortitos

como consternada

 

Abrazo fácil

Y erres que se arrastran

 

Y al final vuelve la abstracción

la simetría que vence al baile

el movimiento que se niega a descansar

la promesa del postre eterno

y siempre, pero siempre, un paso más

Para dónde, ni idea

domingo, febrero 24, 2008

Hoy: poema

Como un hachazo
nocturno pero furtivo
como un abrazo que rechazo
como sol que deprime
freno

Como una trompada lenta
como una despedida
y un nunca más
hasta mañana

Como una tortura
que de anual se hace diaria
como un miedo
a la nada
a unos párpados
a tu realidad tan ajena
a mis días pasados
y al cielo que no ceja

miércoles, febrero 20, 2008

Piazza

Photo 2A veces me pregunto por qué alguien se encierra a estudiar en una biblioteca, habiendo plazoletas con sol, palacetes, montañas, cielos perfectos, cipreses y veletas. Esta mañana me encerré en una. Son las doce y por suerte cambié de oficina.

Cuando tenga mi empresa quiero que todos los desarrolladores tengan laptops. Y una mañana linda, como esta, quiero que vayan a donde quieran, en grupo. Sentados en el piso, en un banco, con una red inalámbrica. Porque estar los lunes al sol no tiene por qué ser improductivo.

Limpito

Bus de Rieti a Roma, destino final aeropuerto. Estoy en la última fila de asientos. Varios asientos libres, unos cuantos. Justo adelante mío hay un tipo enchufado al iPod, con gorra, anteojos negros, campera, piernas cruzadas y bastante sueño. Duerme, tal vez rumbo al trabajo. Sube gente, otra se baja. Se sube una mina, tal vez menos de cincuenta o más de cuarenta. Pelo corto, gris, anteojos y con esa pizca de retención anal tan típica de estos pagos. Tiene varios asientos y elije el contiguo al dormilón. Al sentarse se llena del polvo que tiene impregnado el zapato de la pierna cruzada del fulano. Obvio. Más obvio imposible. Se levanta ofendida, mira fijo al chango, que no comprende y se saca los anteojos. Ella empieza a golpearse el pantalón para sacarse la tierra. Un minuto o menos de mirada de reprobación y se sienta en la fila de adelante. El tipo masculla algo en italiano y sigue durmiendo. La mina se sienta, vuelve a limpiarse sonoramente y no vuelve a mirar atrás. Rompepelotas se nace.

lunes, febrero 18, 2008

Tutto

No fue Carlos Saúl, sino los italianos. Todo lo hicieron, todo lo inventaron. La harina, el auto, la (in)tolerancia, el helicóptero, la pila, el buceo y el amor. Mirarse mucho el pupo es lindo, pero puede dar bastante tortícolis.

Azzurro

Photo 5 Hace 3 días que no veo una nube.

viernes, febrero 15, 2008

Matera

Matera es linda. Muy linda.
PD: La foto es mía

Mi oficina (ayer al menos)

Serie grandes inventos - Hoy: el calefón, segunda parte

En las casas viejas italianas (que son unas cuantas) hay que encender el sucutrule que calienta el agua entre 1 y 2 (UNA Y DOS) horas antes de querer bañarse. ¿Temperatura alcanzada? Tome la de un vaso hirviendo y divídala por cinco. Más bien fresquita diría yo. Dónde estarás ducheiro mío...

Curiosidades italianas

La mayoría de la gente tiene 2 celulares. Y les parece lo más normal del mundo. Dos.

miércoles, febrero 13, 2008

Civilización y barbarie

El viaje que estamos haciendo dura unas cinco horas. Hay dos conductores, que se van turnando. Claro.

Il vero vicio

Veo el Vesubio medio oculto entre nubes y atardeceres y me pregunto si no estaría bueno comprarme uno de esos pitutitos que te dejan tener acceso a internet usando la red celular y así poder estar conectado desde este bus desde el que escribo. Algo me dice que no, pero estoy seguro que sí.

Hoy: pérdida de vuelo

Y bueh, me perdí el vuelo nomás. Novedosa la forma al menos. Hice check-in con tiempo de sobra. Miré el pase de abordaje, identifiqué el numerito de la puerta y me fui directo a trabajar en la compu ahí lado. Ja, nada de andar cometiendo imprudencias! Relajado por la media hora que me separaba del inicio del embarque, le di derecho a la escritura. Hasta que sentí que ya había pasado más de un rato. Miré la hora y...zas. El vuelo acababa de salir. El número grande que vi era el de asiento. Y me fui al mostrador de Clickair y pregunté qué pasaba. Me miraron con cejas altas, pero ojos de comprensión. Pagué módicos 70 euros y conseguí un pasaje para las dos de la tarde. Son las 8 y media. El pasaje original costó 35 euros.

Pasé de nuevo el control de seguridad. Subí, bajé, pregunté y fui a la cinta 28 a buscar mi valija. Apareció, crucé aduana, hice check-in de nuevo y me vine acá afuerita, que esta fresco y eso me gusta. Cosas que pasan. Cosas que no me irritan. Por suerte, porque seguro que otro día reincido.

Sempre mobile

Yendo al aeropuerto. Una vez más. Me encanta, pero evidentemente esto me cansa un poco. Hoy: vuelo a Roma. Me encuentro con Camila en su universidad y mañana salimos para la infinitamente ignota Vila D'Agria para visitar a Doménico. La gente al lado mío en el bus no parece pasarla tan bien. Hay uno ahí laburando. Tostado, supera los 50, le da con ganas a la laptop. Se ve satisfecho, ese sí. Y yo, de nuevo en movimiento. Que me relaja y me concentra. Tal vez debería mudarme a una patineta.

lunes, febrero 11, 2008

Viento

Viento

Viento en cara

Brisa

La que me encanta

La fría

La celeste y que vuela

La que tirita y se va

 

Sol

Y sombra dura

Y humedades que no hay

Y ruidos que se exceden

Si vendrá

O si no también

El frío no es calor

Y por eso me acompaña calladito

 

Lo que viene después de aquello

Será nube o será luz

Hará frío y será ayer

Con atascos delicados

Sin texturas que admirar

Porque a veces no queda otra

Que caminar y no mirar

viernes, febrero 08, 2008

Hoy: teoría

Con dejar una remera, calzoncillo o similar que no esté demasiaaaado chivado al aire libre unos días es posible exprimirle uno o dos días más de uso sin recurrir al lavado. Un día se lo dije a alguien y me contestó un seco "No". Participe en la polémica. Opine. Si no tiene para la ropa, al menos lave sus culpas.

jueves, febrero 07, 2008

Marrakesh

Recién llegadito de Miami, puse pie en tierras marroquíes. Tierras secas, desérticas y muy pero muy acostumbradas al turismo. Una pequeña peleíta con taxistas y ya íbamos rumbo al Ibis Palmeraie. Transito tercermundista pero ordenado. Autos que respetan semáforos, calles con nombre, pocos embotellamientos y menos gritos. Me duran 48 horas las ganas de aprender a leer árabe: definitivamente no se parece tanto al hebreo como me imaginaba.

Entre fiaca y extravíos, llegamos de noche a Djamaa El Fna, la plaza central de Marrakesh. El acercamiento es entre tenebroso y tribal. Entran y sales multitudes, suenan tambores a lo lejos, la plaza humea, hay luces y guinches, gritos y cantos. Hay rondas, caras de sorpresa y alegría. Unas quince rondas, con algún mago, cuentacuentos, músico o malabarista en el medio. No entiendo ni medio lo que dicen y hacen, pero me gusta el ambiente. Y me repito que el día que tenga un zoom grande o menos vergüenza voy a hacer una serie de fotos de  retratos de espectadores: de fútbol y de magos, contentos y amargados.

Y en Marrakesh nos quedamos unos días más. A puro mercado, compras y regateos. A puro vendedor políglota. A pura callejuela, cous cous, sombras y niebla.

miércoles, febrero 06, 2008

Wolfi

De las pocas cosas perfectas de este mundo: